Según
el manual de diagnóstico de los trastornos mentales (DSM-IV)
la pedofilia se encuentra dentro de la categoría de
parafílias, ubicada dentro de la categorización mayor de “Trastornos
sexuales y de la identidad sexual”.
La
pedofilia se define como fantasías sexuales recurrentes
y altamente excitantes, impulsos sexuales o comportamientos
que implican actividad sexual con niños (13 años o
menos) durante un período no inferior a los seis meses. El
manual indica que estas fantasías e impulsos sexuales provocan
un malestar clínicamente significativo o un deterioro social,
laboral o de otras áreas de la actividad del individuo. El
manual indica distinguir a su vez en el diagnóstico cuando
se trata de una situación incestuosa, si es exclusivo (solo
atracción con niños), si es hacia varones, mujeres o por ambos
sexos.
La
definición del DSM-IV lleva implícita la concepción clásica,
pero otras lecturas permiten pensar que esa definición resulta
bastante acotada. Es posible ver conductas pedofílicas
menos marcadas, y de otras personas que no sufren de un malestar
significativo al respecto. Incluso se parte de esta situación
para pensar otros aspectos relevantes, tal como puede ser
la pregunta si es que se trata de cuestiones médicos biológicas
o no. Por otra parte cabe la pregunta si es que este fenómeno
se da principalmente en personas que está a cargo del cuidado
de niños por lo que cabría la hipótesis según la cual el contacto
permanente con niños favorecería la manifestación paidofílica.
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